miércoles, 18 de mayo de 2011

PRESENTACION DEL PROYECTO DEL 3ro. BATAN

Los alumnos del 3ro. BATAN realizaron la presentacion de su proyecto denominado "200 A_os de Administracion y Economia Paraguaya"
los trabajos tienen como finalidad fortalecer la capacidad de investigacion, procesamiento y analisis de datos, de manera a establecer una conclusion sobre un tema investigado
los alumnos del 3ro. conformaron grupos de dos personas, teniendo como eje principal el analisis economico, social y cultural de los distintos departamentos del Paraguay

en la presentacion estuvieron presentes la directora de la institucion la Magister Arquitecta Apolonia Casco de Frutos, los profesores del Area Tecnica y del 3er. a_o , los alumnos del 2do. BATAN asi como los del 2do. BTC turno ma_ana

los alumnos en todo momento demostraron conocimiento del trabajo presentado de manera a poder profundizar la investigacion de los distintos temas.

viernes, 15 de abril de 2011

MURAL DEL BICENTENARIO DEL PARAGUAY

Dentro de las actividades de la institucion en conmemoracion al Bicentenario del Paraguay, los alumnos se abocaron la realizacion del mural "BICENTENARIO DEL PARAGUAY"
los alumnos demostraron mucha creatividad y entusiasmo en la realizacion de esta actividad; estos trabajos pueden ser vistos por toda la comunidad y ciudadania en general
los alumnos estuvieron en todo momento acompa_ados por los docentes de la institucion, quienes ivan motivando los trabajos de los mismos
talento, creatividad y sobre todo desborde de entusiasmo llenaron la realizacion de esta actividad, demostrando asi la institucion el gran potencial humano que posee.


lunes, 11 de abril de 2011

VISITA AL PALACIO DE JUSTICIA

Estudiantes se interiorizaron sobre estructuras y funciones
del Poder Judicial

Alumnos y alumnas del Colegio “Coronel Vicente Mongelós” de Loma Pyta, visitaron la sede judicial de la capital, en el marco del proyecto “Visitando el

Palacio de Justicia”, ocasión en que se interiorizaron sobre la estructura y funciones del Poder Judicial.

El recorrido incluyó el Departamento de Ingresos Judiciales, Legalizaciones y la Oficina de Quejas y

Denuncias. También, participaron de una charla con el defensor Público, Carlos Flores.    

Unos 44 estudiantes del 2ª y 3ª año de la media del Colegio “Coronel Vicente Mongelós”, recorrieron el Palacio de

Justicia de Asunción, en el marco del proyecto educativo “Visitando el Palacio de Justicia”.

Los alumnos fueron recibidos en la Sala de

Juicios Orales por el defensor Público, Carlos Flores,
quien les ilustró sobre la manera
que se administra la Justicia y lo objetivos trazados.

Asimismo, el defensor explicó a los estudiantes la manera en que se realiza un juicio oral,

además de sus etapas, y quienes son las personas que intervienen durante el desarrollo de un litigio.

Posteriormente, el recorrido incluyó una visita a las dependencias de los Ingresos Judiciales y la Oficina de Legalizaciones, donde se les habló sobre las funciones y los

procedimientos de cómo se realizan las tareas en dicho departamento. Para finalizar el circuito visitaron la Oficina de Quejas y Denuncias.

Cabe destacar, que los estudiantes y profesores destacaron, el proyecto impulsado por la Corte Suprema de Justicia, ya que ayuda al saber y a valorar más la historia de nuestro país.
(pj)

lunes, 31 de enero de 2011

¿La razón puede también soñar?

Linda pregunta por donde se la analice; pero creo que ya ha sido respondida con suficiencia por uno de los más grandes novelistas portugueses e integrante de la Revolución de los claveles (movimiento revolucionario portugués de 1974). Este hombre, que el único compromiso que ha tenido fue con el ser humano, ha analizado la utilidad de los medios de comunicación en un artículo de Le Monde Diplomatique, en el cual desarrolla la respuesta a este interrogante que presentamos. Por lo tanto, este trabajo solo hará la interconexión de dicho texto con las posibles objeciones que puedan suscitarse.

Francisco de Goya (pintor y filósofo español) es quien propone esta reflexión ya en el siglo XIX cuando escribe pronosticando que “el sueño de la razón engendraría monstruos”. Esto es clave para posicionarnos en esta era de la información. Saramago rescata esta frase importantísima de la boca de un filósofo que no tiene la fama de otros. Con ella se sirve para fundamentar el concepto de comunicación del siglo XXI.
Nuestro premio Nobel de Literatura (1998) empieza su artículo a partir de otras preguntas  desprendidas de la frase de Goya: Pero ¿se trata de una razón despierta? ¿En el verdadero sentido de la palabra "despierta", es decir atenta, vigilante, crítica, obstinadamente crítica? ¿O de una razón somnolienta, adormecida, que en el momento de inventar, de crear, de imaginar, se descarrila y crea, imagina efectivamente monstruos? Una mentalidad relajada podría decir que esta reflexión tiene una contradicción, que sería la de afirmar que la razón misma puede ser una razón sin razón en ciertos momentos. Pero esta afirmación veremos que tiene mucho de verdad como para no considerarla.
Supuestamente hemos llegado a la cumbre del desarrollo intelectual de la humanidad, quien estaría preparada para resolver casi todo problema cognoscitivo que este a su alcance histórico. Esto es falso, por la sencilla razón de que la humanidad no está representada por 500 o más físicos, científicos, ilustres pensadores, etc. que sí estarían a un nivel intelectual con grandes posibilidades de encontrar respuestas al mundo. Con lo cual podría decirse que la humanidad sigue siendo la misma en esencia, no ha cambiado tanto. Lo que cambió radicalmente en el pensamiento fue la mentalidad de solo algunos privilegiados. Los avances que vinieron con las distintas revoluciones humanas (políticas y culturales) no han incluido a todo el mundo como se supone. Por ende, todo progreso que se logre siempre es —como dice Saramago—bueno y malo a la vez. Bueno para unos pocos, malo y engrosando aún, para la mayoría. Entonces, la razón de la modernidad como solo una metáfora de la ignorancia encubierta se quiere presentar con un carnet de legitimidad que justifique el estado de cosas. Es muy utilizada la expresión de que hoy la gente ha evolucionado como nunca antes,  gracias a los avances de los medios de comunicación. Pero sigamos aferrándonos a las palabras de Saramago y planteemos lo siguiente: acaso los medios de comunicación no son también una amenaza seria de deshumanización y manipulación. De hecho, nadie podría no reconocer el valor de los medios para la circulación informativa; pero lo negativo también debe concienciarse para no ser ingenuos en este debate. Utilicemos el ejemplo práctico de nuestro escritor portugués: si un abonado de televisión por cable tiene 500 canales a su disposición, ¿de qué sirve? A primera vuelta uno creería que está mejor informado que el abonado de 5 canales; pero si pensamos un pocos más y sabemos que “conocer” los quinientos canales supone cuatro meses —por imaginar un número moderado, porque pueden ser muchos más— evidentemente cae nuestra primera apreciación en un pozo. Ya que el abonado de cinco canales tendrá un conocimiento mucho más profundo de lo mínimo que ve, mientras que el de quinientos canales se pasará la vida mirando y nunca analizando. Y es aquí donde debe aparecer de nuevo la frase de Goya; porque la razón del hombre que tiene su computadora con millones de contactos y recursos e imágenes puede —y lo hace todo el tiempo—encontrarse durmiendo a su inteligencia. Esa misma razón que lo puede salvar, lo está hundiendo en una improductiva evasión. Además, esta evasión ya es una manipulación desde las oficinas de los grandes monopolios de la comunicación.
Se ha mencionado, por otro lado, la posibilidad de una deshumanización a cargo de las nuevas tecnologías. Y si nuestro razonamiento no está errado, dicha consecuencia es razonable si se piensa en la gran cantidad de seres humanos que dejan de serlo para ser atrapados por las redes virtuales y por la pasividad que ella genera. Las palabras sabias de Saramago creemos que son formidables para este problema: la información nos vuelve más eruditos o sabios solo si nos acerca a los hombres. Podemos decir, entonces, que esta frase de Saramago ya es sabia porque nos invita a acercarnos a los hombres y no a competir y alejarnos de ellos. Pero, ¿cómo no alejarse de los hombres con tanta aceptación —o resignación—a los valores impuestos? Sin una conciencia de lucha por la reafirmación del ser, no quedará más que el resultado no querido. Habrá más televisores haciendo reír a hombres sin derechos ni deberes que piensan toda una vida en buscar un plan para comprarse un auto, un viaje, o ser el mejor de todos los hombres. Habrá más computadoras que comunican más virus que pensamientos, y darán muerte cerebral a quien las quiera manejar. Esto, sin mencionar lo que nos preparan las guerras del futuro a través de las nuevas tecnologías.
Llegado hasta este punto, Saramago tiene mucha razón para indignarse de la razón. Ha conquistado lugares nunca imaginados, pero paralelamente ha hecho estragos también nunca alcanzados. Hoy algunos saben mucho más del mundo que en cualquier otro tiempo de nuestra historia, pero paradójicamente se puede afirmar que hoy la humanidad sabe mucho menos de este mundo que hace 200 años. (Alguno diría que hasta la razón excluye)
Esta pesadilla que nos anunció Goya y que vuelve a recordarnos Saramago, es, como se dijo anteriormente, el sueño de la razón en su versión adormecida y no del sueño despierto. Y la comunicación es el instrumento que debe revelarse ante sus dueños como para salir de esta encrucijada. Es la que debe volver a buscar la comunión entre los interlocutores, la que debe propiciar la reflexión metódica y dirigida por sus actores, y nunca por terceros. En fin, es la que debe generar el contacto real (en su versión realista y ficcionaria) de los hombres, para que se sientan partícipes de este mundo, como agentes y no objetos de sus conductas.
                                                                                                                                                                   Lic. Luis Torres
Bibliografía
Saramago, José. ¿Para qué sirve la comunicación? El Diplo Nº 9 marzo 2000. Pág. 37

"No sirve que en las escuelas haya clases de computación”



DIALOGOS › NORA SABELLI, UNA DE LAS PRINCIPALES ESPECIALISTAS EN TECNOLOGIAS Y APRENDIZAJE DE LOS ESTADOS UNIDOS
Es argentina y está radicada en Estados Unidos desde que emigró tras la Noche de los Bastones Largos. Ahora asesora en el país al programa oficial de distribución de netbooks a estudiantes. Aquí evalúa ese plan, analiza cómo debe cambiar la dinámica en las escuelas con la utilización de las computadoras y advierte cuáles son los nuevos desafíos para padres y docentes.

 Por Mariana Carbajal
–¿Cómo llegó a la ciencia?
–Me llamo Nora porque mi padre estaba muy entusiasmado con la obra de Ibsen y había leído Casa de Muñecas, donde la protagonista es una mujer que se da cuenta de que tiene que ser inteligente e independiente si quiere ser buena madre. Por ese personaje me puso Nora. Mi padre me ayudó y me apoyó muchísimo con la ciencia. El era contador, y había querido ser matemático pero con la depresión del ’30 se tuvo que poner a trabajar y no pudo.
–¿Con las nuevas tecnologías cambió el sentido del saber? –Absolutamente. Le voy a dar un ejemplo: yo ya tengo mis años y con los años vienen algunas molestias. Antes de ir al médico, yo voy a Internet y averiguo todo lo que puedo respecto de ese tipo de síntoma que tengo. Entonces, cuando voy al médico ya sé qué preguntar. Es totalmente distinto. Y eso pasa con todas las cosas. Cuando uno va a comprar algo, primero va a Internet y se fija dónde existe, qué precios tiene, qué condiciones, qué diferencias hay y después decide dónde ir a comprarlo. El acceso a la información es mucho más general y público que lo que era antes. No hay tanta diferencia entre el especialista y el laico. El usuario es un productor al mismo tiempo. Es una democratización del acceso a la información enorme. Lo que hay que tener cuidado es de preparar a la gente para evaluar la información. Aquello sobre lo cual hay que educar evoluciona al mismo tiempo que evolucionan las herramientas para vivir, para trabajar.
–Pero todavía hay amplios sectores excluidos del acceso a las nuevas tecnologías... –Sí y no. Le voy a dar casos de Estados Unidos y de Africa. De aquí no tengo. Si uno habla de tecnologías como computadoras, sí. Pero si uno habla de tecnología como teléfono celular, ya casi no existe. En Africa hay países que casi no tienen infraestructura de caminos y mucha gente no tiene dirección, o mejor dicho, su dirección es el número de teléfono portátil. En Estados Unidos las máquinas para juegos son muy baratas. La gente de pocos recursos en general tiene acceso a games machines que pueden ser utilizadas como entrada a la computación, y hay accesorios que se pueden agregar a la televisión, que no son muy caros, que permiten entrar a Internet. Es cierto, hay mucha gente que está aislada de ese acceso a la información, pero no es una cuestión insoluble, no es como si hubiera de proveer de grandes recursos y computadoras. Lo único que hace falta es dar electricidad. Con los teléfonos celulares que existen en este momento hay acceso a cualquier cosa.
–¿Qué le parece el programa Conectar-Igualdad? –Lo que es muy interesante de Conectar-Igualdad es que potencia o empodera a los estudiantes y los maestros –en inglés diría empower– para que accedan a la información ellos mismos y la manejen, que es una manera de crear una capacidad de cambio en el sistema muy diferente de la tradicional de preparar al maestro para que dé información.
–¿Basta con entregar computadoras? –Por supuesto que no. Cuando la gente me pregunta si las computadoras ayudan a la educación, yo lo que les pregunto es si el lápiz ayuda a la educación. ¿Ayuda? Depende de cómo se use. Lo mismo sucede con la tecnología. Cuando empezaron a aparecer las computadoras en Estados Unidos hace ya unos cuarenta años, hubo un investigador que hizo un estudio muy interesante: encontró que en las escuelas de muchos recursos, donde los chicos pertenecían a familias más bien pudientes y la escuela tenía recursos, los chicos aprendían a programar las máquinas. En las de pocos recursos, había máquinas –porque había un programa por el cual se entregaban PC a escuelas carenciadas– pero se usaban para que los chicos practicaran conocimientos básicos, es decir, la máquina los controlaba a ellos. En las escuelas de muchos recursos, los estudiantes tenían el control de las computadoras. Este ejemplo muestra la diferencia de cómo hay que usar las computadoras. En el programa Conectar-Igualdad, la gente entiende que hay que potenciar al usuario, y fundamentalmente profesionalizar al maestro.
–¿Qué tipo de capacitación necesitan los docentes? –Por empezar, saber usar la máquina. No es muy difícil, ése no es un problema. Lo que más necesitan son ejemplos y apoyos para saber cómo usarla en la enseñanza, que no es lo mismo que usarla para la comunicación. Cuando la gente habla de las competencias del siglo XXI, habla de competencias de comunicación. Son las cosas que saben los chicos que usan los teléfonos portátiles. Pero para utilizar la computadora en la enseñanza tienen que aprender una nueva pedagogía y algo muy importante, para lo cual necesitan apoyo institucional, que es entender cuál es su rol: no es proveer de información a los alumnos sino ayudarlos a interpretar la información y a darle un contexto en el cual integrarla. Es decir, el docente ya no se para al frente y da una clase para la cual aprendió de memoria lo que leyó en un libro, sino que simplemente tiene que sentirse lo suficientemente cómodo como para que cuando el chico le hace una pregunta, le da la respuesta, o la va a buscar o le dice: “Mañana te digo”. Y eso depende de que el director de la escuela entienda cuál es el cambio. Hay ejemplos muy interesantes en Estados Unidos. Los padres como los directores tienen unas expectativas de lo que es un aula bien manejada: tradicionalmente, es aquella en la que los chicos están sentados y callados, escuchan y toman notas. En las aulas de la nueva pedagogía, donde los chicos están más en control de su aprendizaje, están muchísimo más entusiasmados. ¿Qué pasa cuando los chicos están entusiasmados? Hablan y hacen ruido. A veces, los directores y los padres dicen: “Los chicos no están aprendiendo y el maestro no está haciendo nada”. Al contrario. Lo que pasa es que la gente espera que el maestro enseñe pero no que el chico aprenda. Y hay que pasar el énfasis a que el chico aprenda y el maestro –y también el padre– lo ayude a aprender.
–¿Cómo debería cambiar la dinámica de la clase, entonces? –Todos los maestros saben que cuando los chicos están interesados, aprenden. Y la tecnología les interesa a los chicos. El buscar las cosas que a ellos les interesan los hace pasar más tiempo estudiando. Hay estudios que han demostrado –y a mí me parece genial–, que cuando los chicos empiezan a usar bien la tecnología para hacer sus investigaciones, para buscar cosas, para conectarse con otros chicos, aumenta el número de libros que sacan de la biblioteca.
–¿Por qué? ¿Cómo es eso? –Porque tienen interés en saber. Y al mismo tiempo escriben mucho mejor. Cuando escriben, muchas veces es para conectarse con otros chicos, por eso les interesa que los otros los entiendan. Si los otros chicos no les entienden empiezan a preocuparse por dónde va la coma. Antes, por ejemplo, si mis hijos escribían bien, lo que obtenían era que su mamá los felicitara. Lo peor que les podía pasar es que el maestro me dijera que escribían bien porque entonces, yo, su mamá, los avergonzaba delante de mis amigos, diciendo cosas sobre su escritura. Es decir, es una cuestión de interés y motivación. No se puede forzar a la gente a aprender.
–En muchos colegios en la Argentina, todavía el alumnado tiene clase de computación un par de horas por semana, como una materia específica. ¿Qué opina al respecto? –Eso es lo que no hay que hacer. No tiene que haber clase de computación. No hay una clase de lápiz, ni de diccionario. ¿Por qué, entonces, va a haber una clase de un método de acceder a la información? La matemática aplicada tiene que ver con acceso e interpretación de datos. Sin calculadora es muy difícil hacer una suma de más de diez números. ¿Por qué no ver qué pasa con una suma de más de 40 números? El detalle puede hacerlo la máquina, el concepto y la interpretación es lo que tiene que hacer el estudiante y el maestro. No puede ser que la computadora se use por diez minutos al final del día a modo de premio. Eso no sirve para nada: es lo mismo que darles un caramelo. Por eso, lo importante en el programa Conectar-Igualdad es darles la máquina para que los chicos se la lleven a la casa, la usen allí, aprendan las cosas con sus hermanos y sus padres, y los maestros, también se las lleven a sus hogares, para hablar con sus hijos.
–A veces, a los padres de los nativos digitales les resulta difícil balancear el uso hogareño que hacen los chicos de las pantallas y otras actividades como el deporte. ¿Qué aconseja? –Como todas las cosas se debe resolver con sentido común. A los chicos les interesa la tecnología. Le voy a contar algo que leí que no tiene nada que ver con esto. Familias de inmigrantes llegaban hace muchos años a Estados Unidos de lugares donde no había teléfonos. Entonces, cuando sonaba el aparato era un desastre porque pensaban que sólo se llamaba para dar malas noticias. Llevó tiempo hasta que los padres se acostumbraran a que los amigos llamaban por teléfono a los chicos, y que el teléfono era una forma muy distinta de comunicarse a la carta. Bueno, esto es lo mismo. Los chicos usan la computadora para conectarse con otros chicos. Si están todo el tiempo haciendo juegos individuales está mal. Si las usan para conectarse con otros chicos, siempre y cuando salgan después a hablar con otros chicos, está muy bien. En estos momentos, en una ciudad cercana a donde yo vivo hay un problema con los celulares en las aulas. Hay cuatro puntos de vista. A los maestros les molesta porque no saben qué está haciendo el chico con su teléfono y los quieren sacar; la dirección de la escuela dice que no se pueden tener; los padres se oponen porque es una manera que tienen de ponerse en contacto con sus hijos, de saber dónde están, y que están bien; y los chicos dicen: “¿Cómo no vamos a tener teléfonos? Si la maestra me hace una pregunta y no entiendo, yo voy y busco en Internet, hago un cálculo, me ayuda a entender qué está pasando en el aula”. Y también es cierto que si la madre o un amigo les mandan un mensaje, lo miran. Las reglas de uso no se han establecido porque es muy nuevo.
–En Argentina, en general, está prohibido tenerlos o usarlos en el aula. –Yo creo que no es necesariamente lo mejor, porque uno quiere que si tiene que hacer un cálculo, lo hagan bien. No tienen que hacer todo de memoria. El tema es poner las reglas. Eso lleva tiempo.
–¿Cómo debería reflejarse la incorporación de las nuevas tecnologías en la enseñanza del siglo XXI? –Cambió la ciencia, cambió el acceso a la información. ¿Cuál es la definición de alfabetización científica? Lo que la gente tiene que saber para poder hablar con el experto. Yo no tengo que saber hacer física pero tengo que saber suficiente de física como para entender qué le pasa a mi auto cuando voy a hablar con el mecánico. Una cosa, entonces, es el acceso a la información, evaluarla. La información no es más una cuestión que está seleccionada en una enciclopedia. La información existe positiva y negativa en la web. ¿A quién se le tiene confianza en la web? ¿A quién no? ¿Cómo se interpreta? Eso es algo que hay que aprender. Otra cosa: habría que enseñar los modelos de simulación que se están utilizando para encontrar soluciones a los problemas sociales, ambientales, económicos que hay en la sociedad, para que la gente haga su propia experiencia. El problema fundamental que tiene la educación actual es que la gente aprende de memoria algo que se resolvió hace más de un siglo, y no tiene manera de relacionarse con la ciencia que está viviendo en este momento. Y eso no tiene que ser así porque existe la tecnología que permite a cualquier persona entender qué es un experimento. No es una cuestión sólo de tecnología: es una manera de pensar.
–¿Qué se sabe del impacto de las nuevas tecnologías en el aprendizaje? –Le voy a contar sobre un estudio muy interesante. El Consejo de las Escuelas de las grandes ciudades está formado por los superintendentes de los sistemas escolares de Miami, Chicago, Nueva York, entre otras ciudades importantes. Ellos realizaron un estudio muy bueno: tomaron en cada ciudad dos grupos de escuelas, apareadas por datos demográficos. A todas las escuelas les dieron CD Rom con enciclopedias y la misma preparación a los maestros. El estudio se hizo cuando las computadoras todavía no eran portátiles y estaban fijas en las aulas. A la mitad de las escuelas en cada ciudad les dieron acceso a Internet, a la otra mitad, no. Paralelamente contrataron a unos diez expertos en evaluar composiciones escolares. A los chicos les dieron tres meses para escribir un ensayo sobre Martin Luther King. Las escuelas tenían en su mayoría alumnado negro. Al cabo de los tres meses, mezclaron los ensayos y se los dieron a los expertos para que los calificaran. En general, los ensayos eran parecidos, pero había un par de aspectos que los diferenciaban. Los de los chicos que habían tenido acceso a Internet mostraban el aspecto positivo y negativo en relación con la temática, y además, su propia posición. Lo que hicieron los chicos fue aprender, no memorizar qué había hecho Martin Luther King, que es lo que les daba la enciclopedia. En la web encontraron a los racistas y tuvieron que desarrollar sus propios argumentos en contra de ellos. Es una manera de pensar mucho más profunda. Lo mismo pasa en la ciencia. Lo que se sabe es que si uno le da el mismo examen a chicos que utilizaron máquinas y a aquellos que no, puede ver que aprendieron lo mismo. Pero si uno hace preguntas más profundas, entonces ve la diferencia. Si uno no mide lo apropiado, no encuentra ningún avance. Hay estudios que dicen que las computadoras no hacen nada en la educación. Pero se basan en usar la computadora diez minutos dos veces por semana. Por supuesto, eso no hace nada. El punto es usar bien las máquinas en la pedagogía. Un estudio muy interesante que apoyamos desde la National Science Foundation –el equivalente al Conicet– era un grupo que hizo una investigación en las escuelas que usaban bien las computadoras. Estudiaron qué hacían bien los maestros en esas escuelas, en un montón de estados y luego sacaron un libro con las mejores prácticas. Una me quedó muy grabada. Tenga en cuenta que correspondía a una escuela con estudiantes negros. La maestra decía: “Yo mucho de tecnología no sé pero cuando tengo un problema en la clase con la computadora pregunto por un IBM, Important Black Men, y un chico me lo resuelve”. Con esta estrategia, que juega con el nombre de la empresa, hay valorización del estudiante y del conocimiento, y a la vez el maestro tiene claro que su obligación es ayudar y enseñar y no resolver un problema técnico, que lo puede resolver el chico que tiene mucha más facilidad con la tecnología. Un problema extendido es que los periodistas no profundizan su conocimiento sobre ciertas cosas. En Estados Unidos, por ejemplo, hablan de los tests estandarizados, que todo el mundo en las escuelas y fuera de ellas sabe que no son suficientes para evaluar si los chicos aprendieron cosas que importan. Es lo mismo que pasaba con los ensayos que le comenté: lo que hay que evaluar es cómo piensa el chico. Eso es lo importante.
–Finalmente, ¿le sirvió la ciencia para ser independiente? –Absolutamente (se ríe).

FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-161467-2011-01-31.html

viernes, 24 de diciembre de 2010

CREACIÓN DE LA ACADEMIA LITERARIA

En los últimos días del mes de noviembre del año 2010, nuestro colegio ha sido testigo de la creación de la academia literaria "Elvio Romero", la cual empezará sus actividades en marzo de 2011.
Las puertas a la creación literaria y al goce estético están abiertas a todos aquellos que tengan ganas de participar. 

Estaremos dando los avisos oportunamente.
Salud a las buenas ideas y a las ganas de cambiar el mundo desde lo abstracto!!!!

Apuntes sobre un posible perfil del docente paraguayo



Paraguay, como casi todos los países del mundo está inmerso en un mundo compartido, que de alguna manera traslada los mismos problemas. Lo que es problema en Japón, también lo es en Paraguay; claro, que con otros matices, con otros puntos de apoyo. Pero la esencia siempre es la misma. Hoy, cualquier profesor de cualquier país necesita de nuevas estrategias, maneras de percibir lo que le rodea, de experiencias y conocimientos para intentar proponer respuestas a los múltiples interrogantes que se le presentan en su tarea educativa. El profesor japonés tratará de intentar responder a la situación de su país, que ha alcanzado un nivel material de riqueza muy importante, pero que no ha solucionado el problema del vacío espiritual que provoca la ultrainformacionalización de la vida. De ello ha surgido, por ejemplo, la secta Aum Shinrikyo, que con su discurso escatológico aliena a los inteligentes pero vacíos japoneses, para la lucha contra los enemigos del mundo. O sea, el profesor no enfrenta aquí a realidades marcadas por la pobreza, la exclusión, sino otro tipo de realidad que no puede dejarse de conocer para quien quiere interferir positivamente en el aprendizaje de sus alumnos. El profesor paraguayo, por su parte, intentará dar respuesta a la negatividad creada en la conciencia de la mayoría de los alumnos por parte de la opresión reinante que sufren día a día. Lo cual deberá ser consciente, en primer lugar, para el profesor, para luego sacar a la luz los mecanismos visibles y otros no tanto, que operan en la sociedad organizada. Por lo tanto, el profesor de nuestro país tiene algo similar al profesor japonés: el deber de enfrentar un mundo cambiado, lleno de nuevos paradigmas que hay que comprender.
Podemos buscar innumerables ejemplos por el mundo, y llegaremos a la misma conclusión. Lo tradicional dejó de ser la regla, y, por lo tanto, no existe ninguna lista prediseñada de características que hay que aprender para ser profesor. La realidad exige otra visión de las cosas. Como diría alguien por ahí, el hoy no se puede ver con los ojos de ayer solamente.
Comencemos este análisis del perfil docente, afirmando lo expresado por Rosa Galvis que para ser docente de un lugar determinado hay que identificar lo necesario para ese grupo social determinado, en su contexto específico y sin interferencias, lo que al final dará un resultado eficaz y pertinente a la tarea educativa. Con lo cual se hace hincapié en el marco de incertidumbre en el que desenvuelve el docente, y que será indispensable dominar para salir fortalecido y con ganas de continuar. Esto quiere decir, que un profesor pudo haber estudiado estándares teóricos en una universidad asuncena, pero eso no se traducirá en garantía de una eventual enseñanza significativa en una zona rural de San Pedro. Tampoco se insinúa que dicho estudio no haya servido, sino que no es la clave para responder a esa realidad que sorprenderá de seguro a ese profesor que se traslade sin conocimiento previo de dicho lugar. Por lo dicho hasta aquí, ese profesor irremediablemente necesitará de la toma de posesión de nuevos referentes simbólicos, de nuevas teorías o acomodaciones de las mimas, de la asimilación de sus historias y costumbres, así como los intereses denunciados como inconscientes. Es decir, que dicho profesor tendrá una tarea ardua, pero sumamente enriquecedora.
Hoy se viene hablando en los recintos legitimados de la pedagogía, que todo perfil debe darse en base a una serie de competencias. Y no vamos a contradecir eso. Es más, se presenta como la única alternativa para enfrentar lo que muy bien resume Bar (1999) al decir sobre lo que enfrenta el docente de hoy: situaciones difíciles y complejas, como la concentración de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural del público escolar, grupos extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de conocimiento y de saber, acceso a puestos en forma provisoria, rápida y permanente evolución cultural y social, especialmente en los jóvenes en quienes existe la sensación que no hay futuro y una suerte de pérdida del sentido de saber y aprender. No hay que confundir con esta avalancha de la realidad la idea de que el profesorado tiene que innovar por innovar, perdiendo el sentido paulatinamente de lo que se está haciendo a futuro. Lo que se puede hasta aquí sugerir como para postular un juego de competencias propicias para la realidad paraguaya es urdir en torno a ciertas ideas que tocarían a la imagen del profesor:
· Credibilidad del profesor;
· Capacidad de mediar culturalmente;
· Animador de la comunidad educativa;
· Garante de la Ley;
· Organizador de una vida democrática;
· Conductor cultural;
· Intelectual.
Esto no es más que lo que el mundo educativo está exigiendo para sus futuros docentes, quienes en el siglo XXI, si es que quieren darle todavía sentido a lo que hacen, deben ampliar el horizonte cultural e intervenir activa y comprometidamente como ciudadanos en el mundo actual.
Como este artículo pretende analizar específicamente el perfil basado en competencias, éstas merecen una aclaración. Un profesor competente no es aquel que solamente sabe hacer, sino que implica también que sepa ser y actuar holísticamente como sujeto que se hace parte y se integra a esa realidad que quiere comprender. Para que esto pueda lograrse, o mejor dicho, para que las competencias sean pertinentes para un determinado profesor, se tiene que diferenciar dos aspectos: la adquisición de conocimientos y la construcción de sentidos. El papel que juega el profesor en estos dos procesos es el eje que debe guiarnos para la construcción del perfil que venimos abogando. Lo primero supondría un trabajo individual del profesor, quien necesitaría afirmar sus conocimientos teóricos, así como mantenerlos actualizados, y producir nuevos conocimientos a partir de sus experiencias. Pero la construcción de sentidos es una tarea que abarca negociaciones con otros. Surge aquí la demanda de valores éticos, morales, reconocimiento del otro, y, por sobre todas las cosas, respeto a los hechos.
Una vez que hemos entendido que las competencias soportan el importante esqueleto de la significación de la tarea docente, podremos pasar a identificar dichas posibles competencias para nuestra realidad en cuestión. Voy a proponer cuatro grupos de competencias basados en el artículo Rosa Galvis que utilicé para este análisis.
a. Competencias sociales: (convivir) aquí tendríamos que idear las competencias que permitirían al profesor interactuar sin inconvenientes. Esto es, competencias que desarrollen los planos afectivo, ético, estético y comunicativo. Cooperación, tolerancia, convivencia, asociación, serían las palabras clave que debieran sistematizar este tipo de competencias.
b. Competencias interpersonales: (ser) las cuales se dividirían en dos a su vez. Por un lado tenemos a las competencias productivas, y por otro, a las competencias especificadoras. Las primeras permiten al docente estar abierto e inmerso en los cambios para orientar y estimular el aprendizaje. Las segundas contribuyen con la capacidad de aplicar los conocimientos fundamentales a la comprensión de los sujetos y la propia institución en que se desenvuelve. Ambas suponen un proceso de autoconocimiento del docente y control sobre su proceso cognitivo.
c. Competencias intelectuales: (conocer) que se refieren al dominio de lo cognitivo, lógico, científico, técnico y pedagógico-didáctico. Esto facilitaría cada vez en mayor grado, la autonomía profesional.
d. Competencias profesionales: (hacer) son las propias de la labor docente, las cuales deben ser adaptadas a la didáctica particular de cada una de las especialidades. Este tipo de competencias deben permitir al docente saber seleccionar, utilizar, evaluar y crear estrategias didácticas efectivas.
Una vez establecido como base estos cuatro grupos de competencias podemos describirlas. Empecemos por las competencias intelectuales que suponen un saber conocer. Aquí se hace patente una de las más visibles carencias de nuestra realidad educativa: una parte importante de los docentes no domina los conceptos y teorías actuales que circulan en el mundo de sus disciplinas. Relacionada está aquella que permite que el docente maneje conceptos y teorías actualizadas, pero ya no solo de su disciplina, sino de la filosofía, epistemología e investigación educativa. Esta competencia seguramente será objetada por la mayoría de los docentes que no son del área. Pero hay que aclararles a ellos que no porque la vieja tradición de no buscar ser verdaderos profesionales se haya instalado profundamente en la visión de una mayoría, no estemos obligados a ello por la matrícula y por la autoridad moral que alguna vez debemos alcanzar. Hoy en los colegios se nota la poca importancia que le dan los maestros a la filosofía, a la investigación; permitiendo, tristemente, que la imagen del docente se siga deteriorando. Siguiendo con esta línea de pensamiento, una competencia fundamental para un docente de estos tiempos vertiginosos es la que le permita manejar técnicas de recolección de información. O sea, ya no es que uno se aprende de memoria una teoría y está listo para lanzarse al magisterio; es necesario comprender cabalmente el mundo en el que vivimos, el cual ha sustituido la certidumbre por la incertidumbre. Lo que quiere decir que el docente debe saber obtener información de primera mano, contextualizar y volcarse a la construcción de sentido. Suele verse en las aulas un laberinto sin salida a partir de voces de docentes incapaces de saber las implicancias de lo que dice.
Otra competencia necesaria es que el profesor paraguayo posea una cultura general, propia de la educación superior, y que además incluya el dominio de las Tic. La carencia de valores culturales de quien se pone en frente de un grupo humano frágil, obviamente, reduce el nivel cultural de los receptores (alumnos). Siguiendo con el repertorio de este tipo de competencias, tenemos la que permite que el profesor paraguayo, acostumbrado a la corrupción como hombre que se deja llevar por la inercia de las tradiciones, traduzca en su quehacer educativo la política y legislación vigente. Esto es crucial para un país que pretende alcanzar el estado social de derecho. A partir de las intervenciones de los docentes en la vida de sus alumnos, es posible contraatacar los vicios de la sociedad de forma pragmática y no quedarse en el pesimismo de la crítica sin acción.
Cerrando con las competencias intelectuales tenemos aquella permite al profesor poseer conocimientos sobre aspectos sociales, culturales, económicos y políticos de la comunidad en la que vive. El docente paraguayo tiene que esforzarse a comprometerse con la vida de los demás, no solo por intereses personales, sino también humanos. Es muy conocida la fama de nuestros docentes, que poco y nada saben de lo que pasa alrededor. Y esto no se soluciona con lecturas de diarios y revistas o chismes de pasillo. Esta competencia tiene que ver con un estudio serio de lo que pasa en el país y en el mundo. Supone tomar partido sobre teorías políticas y definirse. Supone ir más allá de las consecuencias inmediatas de los fenómenos sociales. El docente debe integrarse al mundo y no solo a una parte del mismo. Su tarea es transversal a los momentos, a la historia, a la economía, a la geografía, a las políticas, a los problemas. Y esto es trascendental como para descuidar. Si no fuera así, educar sería llenar un espacio vacío o algo peor, como lavar el cerebro.
Pasemos ahora a describir las competencias interpersonales que tienen que ver con el saber ser. Una de las más importantes es la que hará que el profesor asuma con responsabilidad el riesgo de sus opiniones. Suele darse el caso del profesor que consciente de su carencia de otras competencias, por ejemplo, la competencia para el dominio mismo de su materia, es vulnerable a los comentarios críticos tanto de los alumnos como de sus pares. Esto ocasiona un inquebrantable caparazón de absurdas posiciones que lo único que consigue es no permitir el espacio para la discusión constructiva, y mucho menos, un espacio democrático. De aquí salen los famosos autoritarismos docentes. Asumir un riesgo en un país que no arriesga parecería un manotazo de ahogado, pero si se analiza desde una visión más integral, ese riesgo se torna incluso como un oasis en un desierto de pasividades. Hay mucho miedo al qué dirán los alumnos, los colegas, y, en general, la sociedad. Creo que se pierde mucho tiempo en esa cavilación vanidosa, lo que hace falta es reconocer que la actividad del docente siempre es arriesgada, y que de alguna manera, a causa de ese mismo riesgo, el docente debe ponerse a la vanguardia de lo que pretende comandar. Posicionándose, entonces, en esa postura, la tarea docente se volverá interesante, respetuosa y humilde. Ya no veremos docentes reacios a discutir, no veremos docentes mintiendo a los chicos cuando no saben lo que se les pregunta, no veremos a docentes diciendo barbaridades sin inmutarse, etc.
Otra competencia necesaria es la que permitiría al docente afianzar su identidad personal y profesional, así como cultivar su autoestima. No sé por qué razón muchos de los docentes sienten que ya están realizados al tener un rubro o un título universitario. Pero es evidente que cualquier ser humano no puede alcanzar nunca la perfección, y que cada instante es una oportunidad para seguir el camino de la mejora. La identidad del profesor paraguayo debe ser construida sobre bases sólidas y altruistas. De lo contrario se juega con el estancamiento de la sociedad completa. Si un profesor no ve la necesidad de reinventarse todos los días, que puede pensar un alumno que debe escuchar y ver obligatoriamente a su profesor. Si un profeso no se quiere a sí mismo, cómo puede pretender que lo escuchen y lo sigan. El silencio reinante de los profesores en la escena social denuncia la baja autoestima que se tienen.
Otra competencia es la que haría frente a la incoherencia de muchos docentes con respecto a sus principios éticos, espirituales y humanizantes que dicen defender. La hipocresía también es un vicio de la educación; pero mucho más perjudicial porque ataca al corazón de los valores de los chicos.
Quizás sea ésta la competencia más fácil de alcanzar: la de poder cultivar la apertura a lo nuevo, a lo distinto. Pero todos los que vivimos en Paraguay sabemos que no va a ser así. A mucha gente no le entusiasma conocer experiencias nuevas. Por algo nuestro país es considerado como uno de los países más conservadores de la región. Pero urge la necesidad de cambiar esa perspectiva tradicionalista, más en cuando hablamos de educación, porque si no corremos el riesgo de quedarnos en un agujero del tiempo que nos lleve a la sumisión total. El profesor paraguayo debe ser el estandarte de la sana transgresión a las obsoletas maneras de educar.
Otra competencia es la que permitiría asumir los cambios en el escenario educativo de forma crítica y creativa. Con dicha competencia el profesor paraguayo sería capaz de anticiparse a hechos que pudieran entorpecer su tarea. Por otra parte, podría mostrarle un panorama sincrónico de los distintos fenómenos que determinan o influyen al acto de educar. Si nuestros docentes escapan a la posibilidad de ver virtudes y defectos en nuestros colegios, quiénes serán los que proporcionen salidas a los problemas. Seguramente los alumnos no lo serán.
Otra importante competencia es la que podría mantener la independencia docente sin menoscabar su apertura a los demás. Eso quiere decir, que los docentes ya no deben dejarse manipular por sus directores, u otro tipo de presiones que perjudiquen la dirección de su trabajo. Hay que dejar bien en claro que si el trabajo tiene un trayecto predefinido, el único que puede entender el porqué se está haciendo lo que se está haciendo es el docente. Los demás pueden participar con su crítica, pero jamás decidir por el profesor.
Por último, dentro de las competencias interpersonales, tenemos la que permite el desarrollo de una conciencia cívica y ecológica en el docente. En un país en el que las estadísticas muestran la poca cultura cívica de los futuros ciudadanos, que están en las aulas hoy, se hace indispensable promover la conciencia ciudadana a partir de experiencias y difusión de conocimientos que permitan a los alumnos saberse pertenecientes a una comunidad que trata de organizarse cada vez más. Esto, a su vez, acarreará una toma de conciencia de las implicancias medioambientales de las conductas humanas. No solamente veremos más calles limpias, sino que este tipo de competencia posibilitará que nuestros futuros adultos tengan definido una causa común: el bienestar general.
Seguimos con las competencias sociales, que suponen un saber convivir. Este aspecto tiene mucho que ver con la concepción de valores y disvalores que como paraguayos queremos tener e instalar. Y una de las competencias que todos quisiéramos que los docentes tuvieran para afrontar la baja autoestima y la carencia de afecto entre compatriotas es justamente la que permitirá al docente brindar afecto, seguridad y confianza a todo su entorno educativo. Empezando con el principal motor de la educación: los alumnos. Ellos deben recibir de sus docentes un discurso coherente y a la vez interesado por el individuo, con el cual pueda establecer una conexión real y sensible, dejando de lado el antiguo discurso magistral impoluto ante las cuestiones externas del mismo lenguaje y disciplina. En cuanto a la inseguridad profesional de muchos profesores, no se la combate armando refugios en el autoritarismo, sino reconociéndola y haciendo algo por subsanarla todos los días. El no reconocer las propias limitaciones es el defecto y no el tenerlas. Aclarado este asunto, se puede decir que la seguridad del docente no es sinónima de perfección, sino de coherencia con responsabilidad de los riesgos asumidos en la profesión. Esto llevará al docente paraguayo a conectar la realidad con sus ideales, y de ello buscará resultados a partir de la interpretación de esas conexiones para su posterior actuación en consecuencia. Entonces, no habrá más docentes que hacen sus tareas porque alguien se las ordena o porque todos lo hacen de una manera en particular; al contrario, tendremos más docentes independientes e innovadores que con el sentimiento de seguridad que van sintiendo a medida que conducen ellos mismos sus actos, propiciarán una imagen que contagiará a los alumnos y mostrarán perfiles interesantes que hagan despertar la tan olvidada personalidad que deben desarrollar los individuos. Este marco de confianza personal se expandiría en todas las instituciones educativas logrando mayor empuje y participación en la tarea mancomunada de la educación.
La práctica de la tolerancia y la búsqueda de consensos es otra tarea pendiente en el perfil del docente. Suele darse en muchas oportunidades la pelea descarnada entre colegas ante conflictos que merecen otros mecanismos de resolución. Es contemporánea la circunstancia desagradable de escuchar discusiones de muy bajo nivel y hasta vulgar entre docentes ante conflictos serios y que merecen otro tratamiento. El disentir con otro no puede dar lugar a actos discriminativos, despectivos ni otra índole. Esto casi siempre, desde el punto de vista sociológico de nuestra idiosincrasia, ocurre en casi todas las discusiones; pero lo lamentable es que se produzca en un trabajo, que quieran o no, es sumamente serio y amerita la delicadeza y el profesionalismo del trabajo más trascendental. No se puede en una institución educativa resolver conflictos con simplemente sonidos cercanos a los aullidos, tampoco se puede hacerlo a partir de la descalificación de mala fe y la falta de respeto a las investiduras del ser humano. Es necesario que todo docente no abandone su derecho a la discusión, al enfrentamiento de opiniones o puntos de vista; pero si debe dejar muy lejos, o por lo menos frente a la puerta del colegio, todas aquellas conductas que no intenten construir el futuro, o lo que es peor, que intente desmantelar dichos intentos de construir.
De lo dicho anteriormente se desprende otra competencia tan anhelada: la de poder respetar el pensamiento divergente. Como se ha dicho en una parte de este texto, debemos asumir la lucha contra el sentimiento de conservadurismo retrógrado, que inmoviliza a nuestra sociedad. Se deben crear las bases para una sociedad futura que pueda cobijar a todos los pensamientos e ideas que no sean vulnerables a los derechos de todos. Quiere decir esto, que no se puede seguir imponiendo un solo tipo de pensamiento en una sociedad que se jacta de llamarse democrática y libre. Sino todo lo contrario, ese mismo pensamiento impuesto debe ser capaz someterse a las críticas y si no lo hace deberá guardarse en el cajón de la historia, porque de lo contrario, no habrá redención de ningún tipo.
Analizar e interpretar en equipos interdisciplinarios, la realidad compleja, para plantear soluciones, es hoy una necesidad insoslayable. Ya no es posible que un profesor de una materia x crea que pueda enseñar algo solamente a partir de la profundización teórica de su materia. Se requiere su vinculación a un plano más intenso, que va de acuerdo con la evolución de la vida en sociedad. La cultura ha desarrollado mecanismos muy complejos, que el docente no puede dejar de ser consciente de ello. Por ende, su participación en otras disciplinas es indispensable para pensar en conjunto y no en particular, como muchos todavía creen. Su granito de arena más los granitos de arena de los demás docentes, pueden dar una visión acorde a lo que verdaderamente está sucediendo. Esto implica capacidad de extender sus conocimientos a otras áreas sin perder su autonomía.
El docente, como experimentador de relaciones humanas, debe saber reconocer, practicar y divulgar la defensa de la salud, los derechos humanos y la paz. Si esto no sucede pasará lo que viene pasando en nuestro país: violación sistemática de los derechos de los más desprotegidos; odio circulante; violencia juvenil; drogas y depresión. Y para promover esto no sólo se debe dominar los conocimientos sobre estos temas, se le debe sumar la práctica cotidiana ejemplar.
Terminando con las competencias sociales, la que permita a nuestros docentes comprometerse con los problemas y aspiraciones de la comunidad sería la frutillita del postre. Es difícil continuar con una tarea que necesita de compromiso, si los participantes con apatía e indiferencia se entregan a los brazos de la monotonía. No se puede seguir con la idea de dar clases como si nada pasara alrededor; como si la tarea docente fuera algo independiente de la realidad del aula y del mundo. El docente no es un actor social aislado del conjunto de problemas y riquezas de la humanidad; al contrario, es el que más tiene relaciones sustantivas con ello, y, por tanto, no puede ir al colegio y solamente dar su clase. Su actuación requiere de varias cualidades: escuchar, ver, analizar, proponer, valentía, amor, comprensión, reconocimiento, perseverancia, etc. De esa manera, el docente ya no es un simple elemento de una estructura, sino que es copartícipe de la creación de nuevas estructuras.
He dejado al final, lo más sensible, que tiene que ver con las tan necesarias competencias profesionales que tanto necesitan los pueblos en vías de desarrollo. Una primera competencia que debería el docente paraguayo adquirir es la posibilidad de poder siempre definir y elaborar proyectos educativos sobre la base de un diagnóstico y perfiles institucionales. Quiere decir, que como profesional, un buen planteamiento de las dificultades al comenzar los ciclos educativos se hace primordial. Es una tarea que muy poco se viene viendo en nuestras instituciones, donde solo se trabaja individualmente sin importar mucho el efecto que tiene el todo sobre lo particular, y viceversa.
Otra competencia profesional que quizás estemos lejos de adquirirla, es la que permitiría a cualquier docente elaborar proyectos de aprendizaje en diversos escenarios: alfabetización, educación penitenciaria, educación de niños trasgresores, etc. O sea, muy pocos docentes estarán preparados para aceptar un trabajo en este tipo de situaciones. Y no hay que olvidar que la educación debe ser para todos, hasta inclusive para quienes violan la ley.
Siguiendo con el contexto anterior, en el cual se mencionó la perentoriedad de tener formadores para situaciones poco comunes, podemos hablar también de una necesidad de que los docentes puedan diversificar el currículo en función de las necesidades y posibilidades geográficas. Evidentemente, que existen algunos temas, niveles, programas, que sirven a la cohesión de nuestro pueblo —visto esto desde un plano antropológico—, pero eso no quiere decir que el Paraguay no tenga realidades culturales muy distintas que personalizan a ciertos sectores de la macrosociedad. A partir de esta premisa, reconociéndola, no puede encararse la educación paraguaya como un todo uniforme; es imprescindible partir de la experiencia que enseñan cada uno de los rincones de nuestro país, para luego pasar a analizar sus necesidades, así como sus fortalezas. Un alumno de algún colegio de San Pedro sabemos que necesita, como el de Asunción, manejar las computadoras; pero no podemos confundir que el primero diferencia del segundo quizás necesite concentrarse más en aquellos conocimientos que le permitan seguir viviendo cada vez mejor en su pueblo (campo).
Realizar proyectos de investigación-acción sobre la problemática educativa, con el propósito de producir innovaciones pertinentes, es la competencia que nos permitiría debatir sobre nuestros análisis profesionales, y mejorar nuestros niveles de formación en forma constante.
Podríamos reunir muchas otras competencias en este orden, pero se deja a criterios de cada disciplina abundar en esto. Solo es un primer intento de discutir sobre algunos de estos puntos mencionados aquí, para luego acordar visiones en conjunto. Como desafío que es no queda más que esperar otros puntos de vista.

Bibliografía
-Revista Iberoamericana Acción Pedagógica nº 16. Diciembre-Enero. 2007. Pag. 48-57.